¿Tolerar la Discriminación?

Si queremos contribuir a una sociedad mejor donde todas y todos tengamos las mismas posibilidades de ser, de pensar, de amar y de sentir como a nosotros nos parezca mejor, tenemos que empezar a reflexionar sobre nuestra educación y los valores que heterónomamente se nos han legado

La Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Discriminación (CONAPRED) define la discriminación como: “práctica cotidiana que consiste en dar un trato desfavorable o de desprecio inmerecido a determinada persona o grupo, que a veces no percibimos, pero que en algún momento la hemos causado o recibido”. La discriminación se presenta de tantas formas en nuestra vida cotidiana, que a veces es muy difícil detectar cuando una conducta es discriminatoria con una persona; esto se debe a que la educación de gran parte de nuestra sociedad ha sido forjada con estigmas, prejuicios y una ideología basada en la supremacía de un ser sobre otro.

En la actualidad esta conciencia ha presentado cambios. Vivimos en una época en la que el feminismo ha logrado posicionarse como un movimiento fuerte en pro de los derechos de las mujeres y que busca erradicar aquellas ideas machistas que menoscaban el valor de la mujer. La comunidad LGBT ha luchado en los últimos años por visibilizarse y por la reivindicación de sus derechos. El movimiento anti racismo ha cobrado fuerza a partir de los lamentables sucesos acaecidos contra la gente de color. Podríamos mencionar muchos más ejemplos de movimientos y sectores sociales que están comenzando a romper los roles y papeles que les habían sido asignados desde hace siglos; sin embargo, como era de esperarse se ha presentado mucha resistencia a este cambio.

Las redes sociales han permitido que estas luchas cobren mucha más fuerza y difusión entre la población, pero también han sido la cuna de acalorados debates y hasta faltas de respeto entre sectores cuya ideología es distinta. La cuestión principal de este debate es que el concepto de tolerancia está disperso en el aire.

La tolerancia es el respeto al punto de vista o actitud de otra persona; sin embargo, no se puede tolerar una perspectiva o conducta que claramente vulnera, minimiza o llega a  agredir a otra persona, pues aquí se rompe el concepto de respeto al no ser recíproco. Se dice que todos estos movimientos buscan un “adoctrinamiento” o una “imposición ideológica”, cuando lo único que han hecho es buscar que como sociedad nos demos cuenta de que estos sectores son vulnerables, que viven problemas bastante fuertes y de que tristemente las acciones implementadas por el gobierno no han sido suficientes para solucionarlos. Y –a pesar de que gran parte de la población empieza a abrir su mente a la empatía– muchos tristemente siguen buscando que nuestra sociedad viva en la misma estructura que claramente no ha sido benéfica.

Foto: Alex Radelich

Foto: Alex Radelich

Resulta bastante triste que aún existan personas que no piensan en abrir su mente a nuevos horizontes, que aún exista gente reacia a entender que la realidad que viven no es la realidad universal y que una persona no merece sufrir y vivir con miedo por alguna característica que ni siquiera ella misma escogió tener. Pero afortunadamente el primer paso ya se ha dado y esta carrera por el cambio tan deseado por muchas personas ya ha comenzado. Estos movimientos cada vez crecen más y el alcance que empiezan a lograr se está viendo plasmado en diversas normatividades que favorecen a estos sectores tan olvidados por nuestro marco jurídico.

Tenemos por ejemplo las reformas alcanzadas por la lucha feminista, entre ellas la del 2019 cuando las mujeres lograron dar un gran paso en su lucha por la igualdad en la toma de decisiones a través de la reforma de paridad de género, impulsada por legisladoras de todos los partidos políticos se logró aprobar la iniciativa a nivel federal; posteriormente, la senadora Kenia López Rabadán presentaría un paquete de 55 reformas a diversas normas con perspectiva de paridad de género, este conjunto de cambios legislativos a favor de las mujeres ha llegado en el momento justo, y sin duda ha venido a ser un antes y un después en la lucha de las mujeres por empoderar sus derechos tan poco reconocidos en una sociedad machista. 

Por citar otro ejemplo, podemos ver lo ocurrido en la Ciudad de México, que desde el mes de junio del año presente aprobó- a través de su poder legislativo- una reforma al artículo 190 Quater del Capítulo VII del Código Penal Local, por la cual se tipificó como delito las llamadas “terapias de conversión”, una práctica que claramente es una vulneración contra los derechos de la comunidad LGBT. 

Si queremos contribuir a una sociedad mejor donde todas y todos tengamos las mismas posibilidades de ser, de pensar, de amar y de sentir como a nosotros nos parezca mejor, tenemos que empezar a reflexionar sobre nuestra educación y los valores que heterónomamente se nos han legado. No podemos seguir absorbiendo ideas sin analizarlas, sin pensarlas y sin verlas detalladamente. México padece un retraso muy grave en temas de derechos humanos; se necesita fortalecer y reformar la normatividad de nuestro país para dejar de ignorar, criminalizar y marginar a todas esas personas que por algún efecto han sido orilladas a un rincón y abandonadas.

Todos somos diferentes, y eso es algo benéfico pues nuestras diferencias nos hacen únicos; la mejor manera para empezar a dejar atrás esa ideología de supremacía de un ser sobre otro es conversar con las personas de nuestro entorno, hacerles ver que discriminar a una persona no es algo sano ni benéfico. Tenemos que empezar a tomar acción en la defensa de los derechos y no guardar silencio ante un acto de violencia y sumisión contra alguien, pues el silencio también es un aliado. Si nosotros como sociedad hacemos nuestra parte, y presionamos a quienes están en la toma de decisiones para que legislen en pro de la satisfacción de las necesidades de todas y todos, sin duda alguna dejaremos un mejor país para las próximas generaciones y habremos contribuido a formar el México que tanto se necesita.




Diego Vázquez Cruz

Tengo 17 años y soy estudiante de la Facultad de Derecho de la UNAM, me gusta escribir, debatir y leer. Siempre a favor de los derechos humanos, la libertad y la justicia. He participado en cursos organizados por la Fundación Konrad Adenauer Stiftung, organicé junto con otros jóvenes el Parlamento "Día Internacional de la Juventud. Generando Propuestas" en el 2019 en el Senado de la República y participé en la Jornada de Actualización de los Sistemas de Difusión y Consulta de la Jurisprudencia organizada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

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