La otra cara de la crisis
Deberíamos entender la economía como un espacio infinito donde podemos partir al horizonte que deseamos, y que si bien el gobierno debe garantizar lo básico para nuestro desarrollo, es también una responsabilidad de nosotros el salir a generar ingresos, como hacen los micro, pequeños y medianos empresarios que tantos empleos generan en México.
No hay duda de que la pandemia por el nuevo COVID-19 ha provocado una serie de consecuencias desfavorables para la humanidad, no solo por la gran cantidad de personas que lamentablemente han perdido la vida por esta enfermedad; sino que también por el cuantioso número de negocios que han tenido que bajar sus cortinas, tanto en México como en muchos otros países.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), hasta ahora más de 12 millones de personas han perdido su empleo a consecuencia de la crisis derivada por la pandemia. Ante esta situación, miles de mexicanos han recurrido a retirar dinero de sus fondos de ahorro para el retiro: de enero a mayo, la cifra de retiros por concepto de desempleo asciende a 6.685 millones de pesos, hablamos de aproximadamente 300 millones de dólares, la cifra más alta desde 2005.
El sector informal se ha visto duramente golpeado por esta situación, pues siete de cada diez empleos perdidos se encontraban en este grupo económico. Esta situación presenta un grado de gravedad más alto, en muchos de los casos los trabajadores del sector informal trabajan para un patrón, pero no cuentan con un contrato y al ser despedidos no tienen opciones. Ni siquiera pueden exigir una liquidación. Aquellas personas que sí pueden recurrir a un litigio ante su situación de despido, tendrán que tener mucha paciencia pues además del cierre que tuvieron los tribunales laborales, miles de personas se encontrarán en esta funesta situación.
Foto: Masaaki Komori
El panorama no pinta muy bien, pues según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), la economía mexicana sufrirá una contracción de 10.2%, siendo una de las cinco más significativas en sus pronósticos. Debe encenderse el foco rojo. Aunada a la crisis económica que la pandemia provocó, México cuenta con una elevada deuda pública y una base impositiva baja, lo cual limita el uso ulterior de una política fiscal que respalde el crecimiento y los ingresos de grupos vulnerables.
El pasado 9 de septiembre, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) entregó a la Cámara de Diputados el Paquete Económico 2021, este paquete tendrá que ser manejado con mucha inteligencia y el máximo nivel de acercamiento a la realidad posible. La incertidumbre económica aún persiste y todavía no se cuenta con una vacuna asegurada, las perspectivas que se tengan en política económica para este paquete aún deben contemplar unos meses más (o incluso años) de convivencia con el COVID-19. En el paquete económico se está apostando gran cantidad de inversión a PEMEX, esto podría ser un error de estrategia de inversión, pues es preciso recordar que durante los últimos quince años la producción petrolera ha presentado un declive y en el mes de julio, se ubicó en el nivel más bajo desde 1980. Y al parecer, esta cifra tendiente a la baja es invisible para las autoridades que, a pesar de esto, aún siguen apostando por la construcción faraónica de una refinería en Dos Bocas y a la producción petrolera, que además es un paso atrás en materia ambiental.
La economía en México es entendida actualmente como una relación de dependencia con el gobierno, es decir, actualmente hay una gran porción de la población que piensa que es el gobierno el que debe dar el dinero para una subsistencia digna; pocas son las personas que se atreven a llevar a cabo un proyecto de emprendimiento –y tristemente, son aún más pocos los que logran consolidar su proyecto–, deberíamos entender la economía como un espacio infinito donde podemos partir al horizonte que deseamos, y que si bien el gobierno debe garantizar lo básico para nuestro desarrollo, es también una responsabilidad de nosotros el salir a generar ingresos, como hacen los micro, pequeños y medianos empresarios que tantos empleos generan en México.
Foto: Steve Johnson
Con la pandemia es precisamente aquí donde se está generando el cisma económico: el grupo económico que más empleos y fuentes de ingreso genera se está viendo mermado. El reto no se encuentra en la capacidad de recaudación del gobierno, sino en una disminución en la actividad económica. Se espera que para el 2021, el PIB en México incremente en aproximadamente un 3%, aún con estas expectativas, las metas de déficit y no endeudamiento se están tornando bastante complicadas, y más ahora que ya no hay “guardaditos”. El gobierno tiene que mirar en primera instancia por la economía de las y los mexicanos y no debe restar recursos en los momentos de mayor necesidad, las autoridades deben pensar seriamente en dónde y cómo están invirtiendo los ingresos, se requiere especialmente un apoyo a las micro, pequeñas y medianas empresas pues muchas familias obtienen su sustento de esta clase de comercio, recordemos que hasta el mes de julio se tenía registro de más de 10 mil negocios cerrados a causa de la pandemia. De igual forma hay que evitar la amplificación de impuestos, no se debe subestimar la gravedad de esta crisis, y se debe empezar a fortalecer la confianza de las empresas para aumentar la inversión y la recuperación de empleos. Pareciera que el gobierno está pecando de exceso de confianza, no se están destinando los recursos a las áreas correspondientes y la administración pública está desequilibrada. El Congreso de la Unión debe garantizar un paquete que tenga como eje primordial la recuperación de la crisis, tanto sanitaria como la económica. Se debe apostar por la reducción de impuestos como el ISR y el IVA, así como por un ingreso mínimo vital para aquellas personas que han perdido su empleo a consecuencia de la pandemia. Diversos legisladores han propuesto que se otorgue la cantidad aproximada de 3,696 pesos a las personas desempleadas a causa de la pandemia, estimándose un total aproximado de 134 mil millones de pesos; las finanzas públicas alcanzan perfectamente para cubrir este gasto, es incluso menor que el presupuesto destinado a obras como el Tren Maya (cuyo gasto estimado es de 139 mdp), o la refinería de Dos Bocas (cuyo gasto estimado es de 190 mdp).
Habrá que esperar la publicación oficial de este Paquete Económico, pero por ahora todo parece indicar que tendremos pocas acciones ante esta grave crisis, el desempleo no es solo una cifra, es una situación delicada y la economía no es un juego de azar, tiene que generarse confianza. Ante esta situación extraordinaria, necesitamos medidas extraordinarias y es lo mínimo que esperamos de la actual administración.