Streaming: ¿todo de golpe o uno por semana?
¿Las empresas de entretenimiento se dan cuenta de que hay muchas distracciones en nuestras vidas?
Aceptémoslo: hoy en día estamos más tiempo frente a las pantallas que antes, ya sea por el encierro, la falta de clases presenciales o porque no tenemos otro tipo de entretenimiento y, por lo tanto, la televisión y la computadora se están usando más que nunca en nuestras casas. Esta situación me hizo preguntarme, ¿cómo afecta esto nuestra capacidad de atención? Tras investigar en varios sitios encontré artículos muy interesantes sobre el tema.
El primero, de BBC News, publicado en 2016, recopila datos de un estudio realizado por Microsoft en Canadá en el que se afirma que nuestra capacidad de atención en los últimos años ha bajado de 12 a 8 segundos debido a que tratamos de hacer varias cosas al mismo tiempo porque nuestro cerebro siempre está a la caza de cosas nuevas. En 2017, esta misma cadena publicó otro artículo en el que Gemma Briggs, catedrática de Psicología de la Universidad Abierta Británica, señaló que la capacidad de atención del ser humano depende de la tarea que estemos realizando, y de cuánta atención requiera esa tarea. Señala también que nuestro cerebro no está listo para el rápido y creciente bombardeo de las distracciones digitales. Pienso que ahora esta situación está peor que nunca. Soy estudiante, tomo clases en línea y tengo que admitir que a veces pierdo la concentración, pues mientras que en la computadora estoy tomando biología, en el celular, estoy viendo mis mensajes.
Con toda esta información me surgió una nueva duda: ¿las empresas de entretenimiento se dan cuenta de que hay muchas distracciones en nuestras vidas? Yo creo que sí, pues las películas y series que se transmitían hace 20 años son muy diferentes a las actuales. Por un lado, las películas antes eran muy largas, a veces lentas y no en un mal sentido, sino que se tomaban su tiempo para aumentar la tensión y el suspenso, como lo hace El Padrino. Por otro lado, las series eran de 24 capítulos por temporada y su tiempo de duración variaba. Si eran comedias, como Friends, duraban 22 minutos, y si eran policiacas, de misterio o drama, como X-Files, duraban aproximadamente 42 minutos.
Ante el constante bombardeo digital que sufrimos, el antiguo formato de entretenimiento por TV cambió por completo, ya que ahora las series tienen menos capítulos, aunque en algunos casos sus tiempos de duración varían. El ejemplo que primero se me ocurre es el de la serie de Daredevil de Netflix que salió en 2015. Su primera temporada contó con 13 capítulos, que salieron al mismo tiempo. Desde entonces, la mayoría de las producciones de Netflix copiaron este formato.
Foto: Coline Haslé
En lo personal, creo que este modo de presentarnos las series no da tiempo de digerirlas o siquiera apreciarlas, pues es mucha información en muy poco tiempo además de que es más fácil que uno se distraiga con el celular. Esta estrategia les sirvió durante mucho tiempo, pero todo cambió cuando el concepto de series limitadas y miniseries empezó a popularizarse más y más hasta llegar a ser un fenómeno global. Por ejemplo: en 2019, salió una serie original de Disney+, The Mandalorian, que además de ser una miniserie, adopta un elemento de la televisión antigua: el de ir estrenando un capítulo nuevo cada semana. Esto generaba expectativa por el próximo episodio y la audiencia no podía perder la concentración revisando su celular; primero, porque no existían y segundo porque la transmisión era en vivo. Cuando en noviembre de 2020 salió la segunda temporada de The Mandalorian, adoptando la misma estrategia, le fue tan bien que además de anunciar una tercera, se confirmó un spin-off de Boba Fett.
Tanto fue el impacto de esta logística de episodios semanales, que incluso Netflix tomó nota de su eficacia. Esto es muy claro en la nueva serie Snowpiercer, que saca nuevos episodios semanalmente. De igual manera, HBO desarrolló una serie basada en un cómic (Watchmen) que sacaba sus episodios todos los domingos para así mantener a la audiencia enganchada con lo que estaba por venir. Desde mi punto de vista, este enfoque les está funcionando muy bien a las empresas ya mencionadas, ya que la idea de ir sacando un episodio a la semana le da más tiempo a la audiencia para ir procesando o digiriendo lo que ve.
Lo que Netflix hacía antes, de sacar todos los episodios de golpe, como fue el caso de Cobra Kai a principios de este año, era una sobrecarga para el espectador que además disminuye el impacto de lo que pasaba en los capítulos, es decir, si quedaba algo con suspenso al final del episodio, uno podía poner el siguiente episodio de inmediato y los cliffhangers perdían su relevancia. Entonces, si uno veía los 13 capítulos de una serie en uno o dos días, en el famoso binge-watching, no daba tiempo de desmenuzarla, comprenderla o apreciarla. Con un maratón de una serie es obvio que el teléfono atrae la atención del espectador, me ha pasado. En cambio, si todos los viernes sale nada más un episodio de una serie como Wandavision, es mucho menos probable que uno se distraiga. Esto sucede por el simple hecho de que todo lo que pase en ese capítulo será importante para el siguiente y hay que esperar una semana para el otro. El tema de la duración de las entregas también importa, porque si es más corta, tiene que ser más rápido el desarrollo de la trama.
Frente a las dos opciones: ver todos los episodios de una serie de golpe, o ver uno por semana, escogería esta última, porque si obtienes todo de algo en muy poco tiempo, lo ignorarás y olvidarás en cuestión de días y de eso no se trata la televisión. En lugar de que entre por una oreja y salga por la otra, el contenido que vemos tiene que dejarnos alguna lección o aprendizaje, como parte de nuestra cultura y no como ruido de fondo.