La Historia tiene sus ojos puestos en ti
Ojalá cuestionarnos no doliera tanto, pero así es, y es necesario para acabar con los estereotipos.
Imaginemos lo siguiente: un país que tiene una crisis de feminicidios, es decir, asesinato de mujeres solo por serlo; un país que no deja a las mujeres decidir sobre su propio cuerpo; un país que minimiza el racismo. ¿Sigues imaginando? Te cuento que es el 2021 y es una realidad. Es México.
Cuando inicié a informarme sobre feminismo, recordé mis experiencias de acoso, algo que tenía tan normalizado, que no sólo me había pasado a mí, sino que también a personas cercanas. Me di cuenta de que somos tan vulnerables ante el sistema patriarcal, de que no podía odiar a otra mujer, juzgarla, porque sé que estamos juntas en esto.
Y es que tampoco es culpa de nosotras. Desde que nacemos se nos compara con otras mujeres, vemos en la televisión cómo compiten para ser la más bonita, la mejor, la que se quede con el hombre. Puedo mencionar al menos tres películas que hablan de eso. Es triste, porque cuando somos niñas no entendemos la importancia de esto, ni cómo deberíamos verlo. De igual forma, se nos enseña que las que van a triunfar o merecen la atención, son las mujeres blancas y delgadas. Y es así como nos han mostrado que funcionan los privilegios, si eres una mujer blanca y delgada ya tienes lo que se necesita para sobresalir, no digo que siempre sea así, pero si pensemos en una mujer morena o gorda: es menos común verla en películas como un personaje principal, o en un comercial. Entonces, si de niñas crecemos con la idea tan normalizada de competir entre mujeres, también crecemos creyendo que las únicas que triunfan o que sobresalen son las mujeres que cumplen con los estándares de belleza. Crecer viendo eso como una niña que es gorda y morena, sin duda te deja con la idea de que siempre o la mayoría de las veces vas a perder.
No es justo que el machismo nos siga dividiendo. Y tampoco es justo que sigamos alineadas con el sistema patriarcal que no sólo nos incita a competir con otras mujeres, sino que también hace que nosotras pongamos a las demás a competir. Es difícil deconstruir estas actitudes, y nunca terminamos de hacerlo, pero al darnos cuenta de que nuestros privilegios van más allá de un nivel socioeconómico, podemos empezar a cuestionar lo demás.
Foto: Rodion Kutsaev
Quisiera agregar que es igualmente importante hablar sobre la interseccionalidad. Aunque es un concepto que surgió desde el feminismo, me encantaría que todas las personas lo entendieran y aplicaran en su vida diaria. La interseccionalidad significa reconocer que todas las mujeres históricamente hemos sido oprimidas, pero que una mujer lesbiana es doblemente oprimida, mientras que una mujer heterosexual, aún siendo oprimida por ser mujer, tiene el privilegio de ser lo que la sociedad marca como normativo o normal.
Hablar de privilegios es un tema interesante y extenso. Tener privilegios va más allá de lo económico. Y creo que cuando abordamos el tema con alguien que no está familiarizado, tiende a no reconocer sus privilegios, pero si nos sentamos a analizar nuestras experiencias y podemos ver más allá de lo que nos rodea, nos daremos cuenta de que muchas veces damos por sentado lo que tenemos y creemos que los demás también lo tienen, y es por eso que es incluso más difícil identificar al sistema que nos oprime.
Soy de la idea de que no tenemos que educar a nadie, que cada quien tiene su tiempo y proceso para salir al mundo, a lo que realmente nos enfrentamos, y repito: cuando tenemos tantos privilegios es difícil darnos cuenta. Por eso creo que es importante que a todos se nos enseñe el concepto de interseccionalidad, para tomar conciencia sobre lo que tenemos, agradecerlo, y no dejar pasar las opresiones que incluso le pueden estar pasando al de al lado. Ojalá cuestionarnos no doliera tanto, pero así es, y es necesario para acabar con los estereotipos, para acabar con lo que es “normal” y “normativo”. Cuestionen todo lo que vean y escuchen y si algo les hace ruido y no los deja descansar, seguramente es porque no está bien.
Dentro de Hamilton, un musical que marcó mi vida durante esta pandemia, se encuentra la frase “la historia tiene sus ojos puestos en ti”. Nunca olvidemos lo que le vamos a dejar a la siguiente generación y actuemos con responsabilidad.